Bogotá, 11
jun (PL) El once colombiano venció a Perú con dos goles certeros que
pusieron en pie a la multitud reunida en el estadio Metropolitano de
Barranquilla, 39 mil 500 almas vibrando al unísono.
Un solo clamor de triunfo, una oleada tricolor desplegada como una
bandera: amarillo, rojo, azul, los colores de la selección patria
ondeando bajo el cielo de Barranquilla.
A los 13 minutos exactos
del comienzo del partido fue el primer gol enviado por Falcao a su
breve cárcel de gloria, la portería. Al cierre del primer tiempo,
sobrevino el segundo de la mano de Teo Gutiérrez, al filo exacto del
minuto 45.
Por primera vez el director técnico de la tricolor,
José Peckerman, perdió su compostura. Ante el golazo inicial del Tigre
saltó, con los brazos en alto y fue a estrecharse en un abrazo de júbilo
con los restantes miembros del equipo técnico que lo secunda.
Lo de Teo Gutiérrez sobrevino fuera de pronóstico. Fue un gol preciso, sorpresivo, y por eso mismo disfrutado hasta el máximo.
El sueño del Mundial rondaba cerca. Se escuchó un murmullo casi
colectivo: solo nos separa de Brasil la breve corriente del riachuelo
San Antonio, cuyas aguas descienden en un hilo líquido hasta desembocar
en el vasto Amazonas.
La tricolor sumó 23 puntos en la tabla de
posiciones de la eliminatorias suramericanas para ganarse el derecho al
repechaje, pero quedó a tres puntos de sellar el cupo directo que lo
llevaría directo a los brazos de la Copa de oro cuyo cetro se disputará
el año próximo en territorio brasileño.
Aun el once colombiano
deberá recibir, como local, a Ecuador y Chile y, como visitante, le
tocaran otros dos partidos, con Uruguay y Paraguay, respectivamente.
En el clima candente de Barranquilla, 34 grados centígrados,
refrescados a ultima hora por una lluvia fina y penetrante, Perú
sorprendió con uno de esos recursos de estrategia de los que habló
Pekerman al calificarla de una de las selecciones que mejor juega en
América.
Los discípulos de Sergio Markarián vinieron, como el
mismo lo vaticinara, a jugar en grande, como si tuvieran una final por
delante. Lo hicieron adelantando las líneas y tratando de jugar lejos
del arquero, el temible Raúl Fernández.
Al mando de Pekerman, los colombianos ripostaron marcando fuerte en el medio campo.
Pero después de los dos goles del once tricolor, estaba medio camino
andado y aunque Perú no dejó de presentar batalla, ya el triunfo estaba
de este lado de la cordillera de los Andes.
El segundo tiempo
transcurrió entre intentos de gol frustrados y un balon esquivo, rodando
por la cancha, sin dejarse seducir por ninguno de los equipos en
contienda.
Al final el árbitro brasileño Sandro Rissi hizo la
típica señal que marca el fin de un partido. El índice de la mano
derecha extendido horizonalmente y el de la mano izquierda en alto,
rozándolo con la punta de la yema. El compromiso terminó, anunciaron
los locutores.
En el estadio Metropolitano de Barranquilla, una
masa delirante, una inmensa ola amarilla, roja y azul ondeando, como una
gigantesca banderola al aire.
|
0 comentarios:
Publicar un comentario